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viernes, 14 de abril de 2023

 

El Ser Humano+; El Ser Humano -;

El Ser Humano Dual.


Ser Persona Humana implica tener derechos, pero;

Ser Persona Humana implica tener responsabilidades”.

Carlos Antonio Márquez Sandoval.



I.- El contexto:

El Ser Humano posee una naturaleza dual que lo impulsa tanto a crear como a destruir. Esta última tendencia puede manifestarse de diversas formas, desde la violencia física hasta la contaminación ambiental. Sin embargo, el Ser Humano también tiene la capacidad de controlar su componente destructivo mediante la educación, la ética y la cultura. Estos elementos le permiten desarrollar una conciencia crítica y una responsabilidad social que lo orientan hacia el bien común y el respeto por los demás. Así, el Ser Humano puede superar su instinto destructivo y convertirse en un agente de cambio positivo para sí mismo y para el mundo.


II.- La opinión:

La historia de la civilización humana está marcada por el conflicto entre el progreso y la conservación. Hasta ahora el Ser Humano sólo ha logrado destruir sin controlar ese impulso, por ejemplo, lo que llama avance de la humanidad generalmente es un desastre para la naturaleza. La deforestación, la contaminación, el cambio climático y la extinción de especies son algunas de las consecuencias de esta actitud destructiva. ¿Es posible encontrar un equilibrio entre el desarrollo y el respeto al medio ambiente? ¿Qué medidas se pueden tomar para frenar el deterioro ecológico y promover una cultura de la sostenibilidad?


La falta de control respecto al elemento de violencia en el Ser Humano lo que va a generar es su propia autodestrucción y parece no entenderlo. Esta es una afirmación que se basa en la evidencia histórica y psicológica de que la violencia es una conducta aprendida y reforzada por el entorno social y cultural, y que tiene consecuencias negativas tanto para el agresor como para la víctima. La violencia genera más violencia, y en un mundo cada vez más interconectado y globalizado, los conflictos armados, el terrorismo, el crimen organizado, la violencia doméstica y otras formas de agresión ponen en riesgo la paz, la seguridad, la democracia y los derechos humanos de todos los seres humanos. La violencia también afecta la salud física y mental de las personas, provocando traumas, estrés, depresión, ansiedad y otras enfermedades. Además, la violencia tiene un alto costo económico y social, ya que implica gastos en salud, justicia, seguridad, educación y desarrollo. Por todo esto, es necesario que el hombre tome conciencia de que la violencia no es una solución ni una forma legítima de expresión o de defensa de sus intereses o ideales, sino un problema que debe ser prevenido y erradicado mediante la educación, la cultura, el diálogo y la cooperación.


El comportamiento destructivo es una de las facetas más complejas y difíciles de entender del Ser humano. Desde tiempos inmemoriales, el hombre ha mostrado una tendencia a destruir lo que le rodea, ya sea la naturaleza, los animales, las culturas o incluso a sí mismo. ¿Por qué actuamos así? ¿Qué nos lleva a causar daño y sufrimiento a los demás y a nosotros mismos? ¿Es posible cambiar esta conducta?


Algunos filósofos y psicólogos han tratado de dar respuesta a estas preguntas, y han llegado a la conclusión de que el comportamiento destructivo es inherente al Ser Humano, es decir, que forma parte de su esencia, de su ontología. Según esta perspectiva, el hombre es un ser contradictorio, que alberga en su interior tanto el bien como el mal, tanto la creatividad como la destrucción. Esta dualidad es lo que nos hace humanos, lo que nos diferencia de los demás seres vivos.


Sin embargo, esto no significa que el comportamiento destructivo sea inevitable o irremediable. Al contrario, el hombre también tiene la capacidad de controlar sus impulsos negativos, de dominar su lado oscuro, de canalizar su agresividad hacia fines constructivos. Para ello, es necesario que el hombre se conozca a sí mismo, que reconozca sus emociones y sus motivaciones, que se responsabilice de sus actos y que busque el equilibrio entre sus necesidades y las de los demás.


Asimismo, el Ser Humano también tiene que fomentar su lado positivo, su potencial creativo, su capacidad de amar y cooperar, su sentido de la justicia y la solidaridad. Estas cualidades son las que nos permiten vivir en armonía con nosotros mismos y con nuestro entorno, las que nos hacen crecer como personas y como sociedad. Estas cualidades son las que nos dan esperanza y sentido a nuestra existencia.


El comportamiento destructivo nunca va a desaparecer pues es ontológico al Ser Humano, lo que tiene que pasar es que se le debe de aprender a controlar, a dominar, pues es parte de la naturaleza humana que nos hace cómo somos. Pero también tenemos un elemento positivo que hay que fomentar mediante el control del elemento destructivo. Sólo así podremos alcanzar una vida plena y feliz.


La única manera de garantizar el destino exitoso de la humanidad es mediante el control de su comportamiento destructivo y exaltando el comportamiento constructivo o positivo, el que llaman ético o ideal. Este control no debe ser impuesto por la fuerza o la coacción, sino por la educación y la conciencia. El comportamiento destructivo es aquel que atenta contra la vida, la libertad y la dignidad de las personas y del planeta. El comportamiento constructivo es aquel que promueve el bienestar, la cooperación y el desarrollo sostenible. Para lograr este control, es necesario fomentar una cultura de paz, de respeto a los derechos humanos y de solidaridad entre los pueblos. Así, se podrá crear una sociedad más justa, equitativa y armoniosa, donde todos puedan vivir con plenitud y felicidad.


El Ser Humano es un ser complejo y multidimensional, que posee una dimensión física, emocional, intelectual, social y espiritual. Cada una de estas, influye en su forma de pensar, sentir y actuar, y en su relación consigo mismo y con los demás. Pero más aún, el tiene que conocerse y saber de lo que es capaz, de saber que puede crear cosas positivas y las trascendencias tanto psíquicas como sociales de sus actos destructivos. Así su preparación le permitirá ser un convencido de el actuar constructivamente, un convencido de actuar positivamente y de que la lucha en contra de lo destructivo o negativo comienza en el interior y después se traslada hacia su exterior. Sólo así podrá alcanzar un desarrollo integral y armónico, que le permita vivir en plenitud y contribuir al bienestar de la sociedad.


La dualidad es un concepto que ha fascinado a filósofos, científicos y artistas a lo largo de la historia. Se refiere a la idea de que todo tiene un opuesto o un complemento que le da sentido y equilibrio. En el ámbito de la física, la dualidad se manifiesta en fenómenos como la materia oscura, la energía oscura y la antimateria, que son formas de materia y energía que no podemos observar directamente, pero que influyen en el comportamiento del universo.


La materia oscura es una sustancia hipotética que constituye alrededor del 27% de la masa del universo, pero que no emite ni refleja luz. Su existencia se deduce por los efectos gravitatorios que ejerce sobre la materia visible, como las galaxias y las estrellas. La materia oscura permite que la materia ordinaria se agrupe y forme estructuras cósmicas.


La energía oscura es una forma de energía que impregna todo el espacio y que acelera la expansión del universo. Se estima que representa el 68% de la energía total del universo, pero su naturaleza es desconocida. La energía oscura permite que la energía positiva se conserve y se distribuya en el espacio-tiempo.


La antimateria es una forma de materia que tiene las mismas propiedades que la materia ordinaria, pero con carga eléctrica opuesta. Por ejemplo, el antielectrón o positrón es la antipartícula del electrón. Cuando la materia y la antimateria entran en contacto, se aniquilan mutuamente y liberan una gran cantidad de energía. La antimateria permite que la materia se cree a partir de la energía, según la famosa ecuación de Einstein E=mc^2.


Estos ejemplos muestran que la dualidad es lo que permite que exista lo que llamamos realidad, ya que sin ella no habría contraste ni diversidad en el universo. Así, el Ser Humano debe comprenderse como un ser dual, que tiene aspectos positivos y negativos, racionales e irracionales, conscientes e inconscientes. Sólo así podrá entenderse a sí mismo y a su entorno, y buscar el equilibrio entre sus opuestos.


La dualidad es un concepto que se aplica a distintas áreas del conocimiento, como la filosofía, la física, la matemática y la economía. En general, se refiere a la existencia de dos principios, naturalezas o aspectos opuestos o complementarios que caracterizan una realidad o un fenómeno. La dualidad implica una relación dialéctica entre los polos, que pueden entrar en conflicto o en armonía, según el caso.


En el ámbito de la filosofía, la dualidad se relaciona con el dualismo, una corriente de pensamiento que sostiene que hay dos realidades fundamentales e irreductibles: la materia y el espíritu, el bien y el mal, el ser y el no ser, etc. El dualismo plantea que estas realidades son independientes y antagónicas, y que su interacción explica el origen y la evolución del mundo.


En el campo de la física, la dualidad se manifiesta en el comportamiento de las partículas subatómicas, que pueden actuar como ondas o como corpúsculos, dependiendo de las condiciones experimentales. Esta propiedad se conoce como dualidad onda-partícula o dualidad onda-corpúsculo, y es uno de los pilares de la mecánica cuántica.


En el ámbito de la matemática, la dualidad se refiere a la existencia de otro problema o teorema asociado a cada problema o teorema dado, que se denomina problema o teorema dual. Estos problemas o teoremas tienen propiedades simétricas o inversas entre sí, y su solución suele ser equivalente o relacionada. Un ejemplo de dualidad matemática es la dualidad en programación lineal.


En el campo de la economía, la dualidad se refiere al principio según el cual toda empresa tiene dos perspectivas: una contable y otra jurídica. Desde el punto de vista contable, la empresa posee recursos, bienes y obligaciones; desde el punto de vista jurídico, la empresa no posee nada, sino que todo lo debe a sus propietarios o acreedores. Para mantener el equilibrio financiero, la empresa debe cumplir con el principio de dualidad: lo que tiene debe ser igual a lo que debe.


La dualidad es un concepto complejo y fascinante, que nos invita a reflexionar sobre las distintas dimensiones de la realidad y sus contradicciones. La dualidad nos muestra que todo tiene su opuesto y su complemento, y que ambos coexisten en un equilibrio dinámico e inestable.


III.- La conclusión:

Estos ejemplos muestran cómo la dualidad implica una interacción dinámica entre los opuestos, que puede generar equilibrio o desequilibrio, armonía o conflicto, creación o destrucción. La dualidad también se manifiesta en el ámbito humano, donde podemos encontrar aspectos como el bien y el mal, el amor y el odio, la razón y la emoción, el cuerpo y el espíritu, etc. Estos aspectos pueden ser vistos como contradictorios o complementarios, dependiendo del punto de vista que adoptemos.


El Ser Humano debe comprenderse a sí mismo como un ser dual, que posee una dimensión material y una dimensión espiritual, que puede actuar con bondad o maldad, que puede sentir amor u odio, que puede pensar con razón o emoción. Al comprenderse a sí mismo, puede comprender también al otro y al mundo que le rodea. La dualidad es lo que permite que exista lo que llamamos realidad, pero también lo que nos invita a trascenderla.

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